OMISA: Celebrando Nuestro Patrimonio Compartido
Sudáfrica.
Publicado originalmente en OMIWORLD.ORG
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por Louis SECHOGELA, OMI
El 24 de septiembre de 2024, más de 200 jóvenes se reunieron en la Casa Provincial de OMISA en Germiston para celebrar el Día del Patrimonio, abrazando la diversidad en Sudáfrica.
Organizado por la Juventud Misionera Oblata (OMY) en la región de Gauteng, el evento fue una ocasión alegre para honrar las diferentes culturas que compartimos y reflexionar sobre lo que nos une: los variados aspectos de nuestro patrimonio, nuestra fe y el carisma de San Eugenio de Mazenod. El día comenzó con el rezo del rosario, invitando a nuestra Santísima Madre a acompañarnos.
Reflexionando sobre Nuestro Legado
En su homilía, el Padre Libanje, OMI, nos ofreció una reflexión profunda:
“En este día en que celebramos el Día del Patrimonio, recordamos a quienes nos precedieron y dejaron su huella. La pregunta para reflexionar es: ¿Qué huella dejaré yo cuando todo haya terminado? No debemos fallar en nuestra misión, y esto resalta la importancia de conocernos a nosotros mismos para evitar caer en una crisis.”
Basándose en la lectura del Evangelio del día (Lucas 8:19-21), donde Jesús dice: “Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica”, el Padre Libanje subrayó que la fe crea lazos más fuertes que los de sangre. Nos recordó que podemos encontrar familias más allá de nuestros vínculos biológicos y expresó su gratitud por el don de la fe que nos une.
Diversidad Cultural: Fortaleciendo Lazos a Través de Experiencias Compartidas
Para disfrutar y fomentar la unidad, nos dividimos en grupos. Cada grupo tuvo que cantar, bailar o compartir algo de una cultura diferente. Esta actividad nos ayudó a interesarnos en los demás y a aprender sobre diferentes culturas, promoviendo la comprensión y la apreciación mutuas. Fue una excelente manera de salir de nuestra zona de confort y celebrar la diversidad de tradiciones dentro de nuestra comunidad. Conforme avanzaba el día, disfrutamos de un almuerzo relajado, compartiendo historias y risas. Las amistades florecieron a través de estas experiencias compartidas. La diversión continuó con juegos de voleibol y fútbol, y algunos se animaron a nadar. Estos placeres simples fortalecieron nuestros vínculos y nos recordaron la alegría de vivir en comunidad.
Manteniendo Vivo el Espíritu
A lo largo del día, sentimos muy presente el espíritu de San Eugenio de Mazenod. Al colaborar y relacionarnos abiertamente unos con otros, honramos su legado de unidad y servicio. El día no solo fue una celebración de nuestras diversas herencias, sino también una reflexión sobre los valores que nos unen. Al concluir el día, se nos recordó la importancia de abrazar nuestro patrimonio compartido y el papel que cada uno de nosotros juega en la construcción del futuro. Unidos en la fe y enriquecidos por nuestras diferentes culturas, salimos inspirados para marcar una diferencia y continuar fortaleciendo los lazos que nos hacen una verdadera familia en la fe.