“Dios camina con su pueblo” – Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado
Justicia, Paz e Integridad de la Creación
Publicado originalmente en OMIWORLD.ORG
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por Raymond MWANGALA, OMI, Asistente General para la Misión
“Dios camina con su pueblo”, es el título elegido por el Papa Francisco para el Mensaje de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (JMMR), que se realizará el domingo 29 de septiembre de 2024.
La Asamblea del SG- JPIC reflexiona sobre el ministerio con migrantes y refugiados
La asamblea anual 2024 del Servicio General de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (SG-JPIC), reunida en la Casa General de Roma del 26 al 30 de agosto de 2024, dedicó 2 días al estudio de las migraciones. Tres ponentes presentaron cada uno un aspecto diferente de la migración y, utilizando el proceso sinodal adaptado del proceso desarrollado por el Sínodo de la Santa Sede sobre la Sinodalidad, los participantes procesaron la información y discernieron formas prácticas de vivir lo que el Espíritu nos llama a hacer como Congregación.
La Migración, una realidad compleja
Catalina Hinojosa, de la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de la USG-UISG (uniones de superiores generales, de religiosos y religiosas), fue la primera en hablar sobre el tema. Comenzó señalando que la migración, el movimiento de los pueblos, no es un fenómeno nuevo. Ha existido desde que se tiene constancia de la historia de la humanidad. Incluso en la literatura bíblica hay relatos de personas que se desplazan de un lugar a otro. Se produjo un cambio en la historia de la humanidad con el desarrollo de la agricultura, que permitió asentarse y cultivar. Las tribus o grupos de personas empezaron a reclamar ciertos territorios como propios. Otras tribus, sin embargo, continuaron desplazándose de un lugar a otro como nómadas o con fines comerciales. A veces, estos movimientos desembocaban en conflictos y guerras.
El fenómeno contemporáneo de la migración ha sido definido en gran medida en términos políticos por los medios de comunicación y los académicos. Se centra en las personas de países pobres que se trasladan a los ricos y en los complejos desafíos que esto provoca en los países de acogida. Argumentó que se ignoran las cuestiones relacionales, las causas de la migración y los efectos sufridos por las comunidades en las que un número significativo de personas se ha marchado a otros lugares. Habló de los intentos de descolonizar el discurso contemporáneo sobre la migración para desarrollar nuevas formas de entender la realidad.
Un punto crucial que señaló es que la migración no es el mayor reto al que se enfrenta nuestro mundo, sino la desigualdad. La brecha entre ricos y pobres, que no deja de crecer, es a menudo la causa fundamental de la migración. No basta con responder simplemente a las necesidades inmediatas de los migrantes en materia de alojamiento, alimentación, asistencia psicológica, etc., sin atender a las causas de la migración forzosa. Hinojosa abogó por un enfoque más personal en el ministerio con personas migrantes; no sólo trabajar para ellos, sino trabajar con ellos, aprender de ellos, permitirles tener voz para que puedan expresar por sí mismos lo que es significativo para ellos y cómo quieren construir su futuro.
Aclarando la terminología y el papel de la Iglesia.
Ramesh Jakkop, OMI, oblato de la Provincia de Jaffna en Sri Lanka, y miembro del SG-JPIC, comenzó su presentación haciendo precisiones en la terminología relativa a la migración. A continuación, se centró en trazar un perfil de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y las respuestas a la migración y la respuesta de la congregación de los Oblatos. La imagen que surgió de su presentación es compleja. El Papa Francisco, durante su pontificado, ha destacado la difícil situación de los migrantes en diferentes ocasiones. Para nosotros, Oblatos, el compromiso con las personas migrantes no es nuevo ni diferente. Por ejemplo, ha habido unidades oblatas que en el pasado se dedicaron al servicio de determinados grupos nacionales de inmigrantes. Hoy, encontramos oblatos que trabajan con los desplazados internos en lugares como Bangladesh, Perú y Nigeria. Otros Oblatos trabajan directamente con los inmigrantes en Estados Unidos, en Italia, en Suecia, en la Provincia angloirlandesa y en muchos otros lugares. La Provincia de Asunción, en Canadá, ha tenido su ministerio dedicado principalmente a los inmigrantes polacos. El ministerio oblato con las personas migrantes está vivo. En 2021, Oblatio publicó un número sobre misión y migración en el que se analizaba el ministerio de la Congregación con migrantes y refugiados (vol. X-2021/3).
La migración en el Sahara Occidental
Mario León Dorado, OMI, un oblato de la Provincia Mediterránea, que trabaja en el Sáhara Occidental, se unió a la asamblea a través de un enlace de zoom y habló sobre la migración en Marruecos y el ministerio de los oblatos en el Sáhara Occidental, un país predominantemente musulmán con una situación política compleja. Muchas de las personas que los oblatos atienden en el Sáhara Occidental utilizan la región como lugar de partida en su camino hacia las Islas Canarias y, finalmente, hacia Europa y aún más allá. Lamentablemente, muchos no lo consiguen. Quedan « retenidos » en este país. De los que intentan cruzar por mar, muchos mueren en el mar: 1 de cada 7. El ministerio oblato se describe mejor como un ministerio de presencia y amistad. Como Congregación, necesitamos tener el valor de mirar la dolorosa realidad de las personas migrantes y estar con ellos en su sufrimiento, incluso cuando es muy poco lo que podemos hacer. El llamamiento más enérgico de Mario es a trabajar en red con otras personas, individuos y organizaciones, porque es la única manera de tener una presencia significativa.
¿Qué más podemos hacer?
Tras escuchar en oración las 3 presentaciones y dialogar con los ponentes, la asamblea se preguntó: ¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Qué podemos proponer a la Congregación? Muchos Oblatos ya están implicados hoy en el ministerio con las personas migrantes. Sin embargo, el sentimiento predominante en la asamblea fue que necesitamos hacer más. Tanto el Evangelio como nuestro carisma nos llaman a servir a los que sufren de cualquier manera. Qué podemos hacer exactamente al respecto es algo que debemos discernir colectivamente. “Preocuparse es compasión”. (Henri J. M. Nouwen). El siguiente mensaje enviado a los miembros de la Congregación y a la familia carismática al final de la asamblea expresa el compromiso asumido y hace un llamamiento a renovar el compromiso como Congregación de nuestro ministerio con migrantes y refugiados.