Donde Los Ríos Son Calles…
Brasil
Publicado originalmente en OMIWORLD.ORG
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por Jorge ALBERGATI, OMI, Consejero General para América Latina
Octubre se aproxima, un mes que se conoce en muchos lugares como el mes misionero debido a la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND) en muchos lugares. Este día especial une a católicos de todo el mundo en oración, solidaridad y apoyo a los esfuerzos misioneros de la Iglesia. Este año, el Papa Francisco nos invita a reflexionar sobre las palabras del Evangelio: «Vayan e inviten a todos al banquete»… Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren.
Para quienes formamos parte de la familia carismática Oblata, estas palabras resuenan con fuerza, recordándonos a los misioneros que, en los cinco continentes, responden al llamado de Lucas 4,16-18: “El Espíritu del Señor está sobre mí, me ha enviado a evangelizar a los más pobres”. Nos sentimos llamados no solo a rezar por ellos, sino también a solidarizarnos con las Iglesias más necesitadas.
Recientemente, tuve la oportunidad de visitar la Amazonía brasileña, específicamente Manaos y sus alrededores. En medio de la selva, me encontré con una Iglesia viva, con laicos comprometidos en múltiples ministerios y jóvenes entregados a la misión. En esta región, donde casi no hay carreteras, los ríos son literalmente las calles, como me comentaba un habitante local. Si falta la lluvia y los ríos bajan su nivel, la vida se detiene: no se puede trabajar, estudiar, acceder a la salud ni recibir alimentos. Los ríos son el alma de esas comunidades.
Como “Peregrinos de Esperanza,” los misioneros se esfuerzan por llegar a estos lugares remotos al menos una vez al mes. Son momentos de encuentros fraternos, visitas a los jóvenes, catequistas y animadores de las comunidades, visitas a los enfermos y celebración de los sacramentos. En estos lugares, “salir a los cruces de los caminos”, como dice el Evangelio, significa navegar por los ríos donde la vida fluye con fuerza, siempre con una actitud de respeto, conscientes de que los extraños somos nosotros.
Que en este octubre todos renovemos nuestra vocación misionera, abiertos a la novedad y escuchando al Espíritu Santo que nos sigue invitando a salir a los cruces de los caminos y de los ríos. Aceptemos la vida como viene, e invitemos a otros a participar del banquete que nos espera.