The Missionary Oblates of Mary Immaculate serve poor and abandoned people in the United States and 70 countries around the world.

Oraison: Orando con La Familia Mazenodiana en Enero

“En la oración silenciosa y prolongada de cada día, nos dejamos modelar por el Señor y encontramos en él inspiración para nuestra conducta”  (Regla de Vida OMI, 33).

La práctica de Oraison formaba  formaba una parte importante en la oración diaria de San Eugenio durante la cual entraba en comunión con los miembros de su familia misionera. Mientras que ellos se encontraban en Francia, se les hacía fácil juntarse en oración alrededor del mismo horario. Cuando los misioneros Oblatos comenzaron a ser enviados a los varios continentes ya no les era posible orar al mismo tiempo. Sin embargo, cada día había un tiempo cuando se detenían para orar en unión uno con el otro—aunque no fuera al mismo tiempo.
Esta es una práctica que Eugenio quería que su familia religiosa mantuviera. Por eso les invitamos a formar parte de esta práctica de Oraison n el domingo, 19 de enero, 2020, conmemorando el aniversario de la fundación de los Oblatos (para ese tiempo conocidos como los Misioneros de Provenza) el 25 de enero.

Los tan importantes primeros días de vida comunitaria para los Misioneros eran, obviamente, una historia repetida a menudo con todo detalle. En sus memorias, el P. Tempier, lo describe como: “Este memorable día no lo olvidaré a lo largo de mi vida”. Él narra la historia de los comienzos de su familia religiosa, y extrae una conclusión unida con el voto de pobreza y la llamada a la sencillez.

Carta a Jean-Baptiste Mille et a los novicios et escolásticos, el 24 de enero 1831, E.O. VIII n. 383:

Mañana celebro en aniversario del día en que, hace dieciséis años, dejé la casa materna para ir a vivir en la misión. El P. Tempier había tomado posesión de ella unos días antes. Nuestro alojamiento no era tan magnífico como el castillo de Billens y, por desprovistos que estéis de cosas, más los estábamos nosotros. Mi catre estaba en el pequeño pasillo que lleva a la biblioteca, que entonces era una sala grande que servía de dormitorio al P. Tempier y al otro que ya no se halla entre nosotros. Era también nuestra sala de comunidad. Una lámpara era todo nuestro alumbrado y, cuando nos acostábamos se la colocaba en el umbral de la puerta para que nos sirviera a los tres.
La mesa que adornaba nuestro refectorio la formaban dos tablas, colocadas sobre dos viejos toneles. Nunca hemos tenido la dicha de ser tan pobres desde que hicimos voto de serlo. Sin saberlo, aquello eran los preludios del estado perfecto en el que vivimos tan imperfectamente. Adrede apunto esta especie de indigencia muy voluntaria, ya que hubiera sido fácil acabar con ella trayendo lo que hiciera falta de la casa de mi madre, para deducir que Dios nos dirigía desde entonces y muy atinadamente, sin que pensáramos todavía en los consejos evangélicos que íbamos a profesar más tarde. Practicándolos es como hemos conocido su valor.
Les aseguro que no perdíamos nada de nuestra alegría; al contrario, como ese nuevo modo de vivir contrataba tan al vivo con el que acabábamos de dejar, nos reíamos con gana a menudo. Debía este buen recuerdo al santo aniversario de nuestro primer día común. ¡Qué feliz sería si lo continuara con ustedes!

Algunos textos para reflexionar en oración:

Hechos de los Apóstoles 4:32-33

La multitud de los fieles tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba como propios sus bienes, sino que todo lo tenían en común. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder, y aquél era para todos un tiempo de gracia excepcional.

Mateo 28: 19-20

Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia.

El atículo 3 de las Constituciones y Reglas se puede aplicar  a la Familia Mazenodiana entera:

La comunidad de los Apóstoles con Jesús es el modelo de su vida. Él reunió en torno suyo a los Doce para que fueran sus compañeros y sus enviados (cf. Mc 3, 14). El llamamiento y la presencia del Señor en medio de los Oblatos hoy los unen en la caridad y la obediencia, haciéndoles revivir la unidad de los Apóstoles con Él, y la común misión en su Espíritu.

<