DÍA 24: Una visita al Papa Francisco
DÍA 24: 7 de octubre de 2016 Una visita al Papa Francisco
a Sala Clementina del Vaticano fue terminada por el Papa Clemente VIII en 1595. Para llegar esta mañana allí los oblatos tuvieron que subir muchas, muchas escaleras. Pero la subida y la espera al Papa Francisco bien merecían el esfuerzo. Un sonriente y gracioso sucesor de Pedro saludó primero al Superior general, P. Louis LOUGEN, con un abrazo fraterno, y luego se dirigió a los oblatos allí reunidos, incluyendo los capitulares, el personal auxiliar, los escolásticos del Escolasticado Internacional Romano y de la Provincia Mediterránea y los oblatos de la Casa general.
Entre otras cosas, nos recordó la homilía de la canonización de 1995: “El día de su canonización, San Juan Pablo II definió al Padre de Mazenod como “hombre de Aviento”, dócil al Espíritu Santo al leer los signos de los tiempos y ayudar a la obra de Dios en la historia de la Iglesia. Muchas de estas características están presentes en ustedes, sus hijos. Que ustedes sean “hombres de Adviento”, capaces de discernir los signos de los nuevos tiempos y guiar a sus hermanos en los caminos que Dios abre en la Iglesia y el mundo”.
Quizá el Papa estaba pensando en su propia carta “La Alegría del Evangelio” cuando dijo a los Oblatos: “Que el gozo del Evangelio irradie por encima de todo en sus caras y les haga testigos gozosos. Siguiendo el ejemplo del Fundador, que el “entre ustedes practiquen la caridad” sea su norma primera de vida y la premisa de toda obra apostólica, y que el “celo por la salvación de las almas” sea la consecuencia natural de su caridad fraterna”.
El discurso completo en español puede encontrarse en el sitio web vaticano.
Antes de que hablara el Santo Padre, el Superior general se había dirigido a él en nombre de la Congregación. Al Papa le resultó particularmente gracioso cuando el P. Lougen señaló que los oblatos tuvieran un Capítulo general, al igual que los compañeros jesuítas del Papa. El Papa Francisco estuvo también muy contento de saludar a su compatriota argentino, el P. Antonio MARIANGELLI, provincial de la Provincia de Argentina-Chile. Todos los oblatos presentes pudieron saludar personalmente al Santo Padre y recibir un rosario de regalo.
En la tarde, volvimos al trabajo de los capitulares, debatiendo y buscando el consenso sobre las orientaciones misioneras de la Congregación para los próximos seis años.