Brasil: Una visita a Paranaiguara
Publicado Originalmente en OMIWORLD.ORG
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P. Miguel FRITZ, Consejero General para América Latina, visitó recientemente los oblatos en el estado de Goiás en la zona central-oeste del Brasil.
Los Oblatos llegaron en los años 60 de Irlanda y siguen trabajando en el extremo sur del estado de Goiás en la zona central-oeste del Brasil. Las parroquias de Paranaiguara y Sâo Simâo fueron formadas por ellos. Sobre todo, los padres Jeremía y Tomas (llamado “Martín”) estuvieron durante décadas allá, acompañando la mudanza, cuando los pueblos fueron inundados con la construcción de una enorme represa en las años 70.
Miguel BRADY es todavía relativamente nuevo en Paranaiguara (extremo sur de Goiás). Dentro de su pastoral quisiera destacar 3 áreas que valen la pena conocer como compromisos oblatos con JPIC.
Prisioneros: La pequeña ciudad tiene una pequeña cárcel. Miguel no es ningún desconocido allá. Él consiguió el permiso para mí a acompañarlo. Son solamente 7 celdas sobre un único corredor. 12 presos en 5 celdas se presentan enseguida detrás de las puertas y ventanas enrejadas. Es un poco extraño de saludar uno por uno, pasando las manos entre los hierros. El guardia quede en frente nuestro todo el tiempo. Miguel me presenta y me invita a hablar. Les cuento de Eugenio, quien tuvo que sufrir el alejamiento de su tierra y de su madre. Y como en su vuelta juntaba a los jóvenes (la mayoría de los presos son jóvenes); y visitaba a los presos, incluso daba los sacramentos a los condenados. ¡Cómo estaban atentos! Cuando Miguel les habló de la Biblia, 5 tenían una a mano y buscaron Mt 25 (¿cuándo te hemos visitado en la cárcel?); y Jn 19 (la mamá quedó al lado de su hijo…). Con alegría recibieron las naranjas que habíamos juntados en el jardín de los oblatos.
Agua: Es el tema de la “Campanha de fraternidad” de este año (campaña ecuménica cuaresmal). Representantes de las diferentes iglesias, junto con los organismos del gobierno, están plantando árboles para proteger los manantiales. A la vez, están averiguando las denuncias, que el agua potable de la ciudad ya estaría en mal estado. Se sospecha de los agrotóxicos: Goiás es una zona de enormes “fazendas” de caña de azúcar – para la producción de etanol; o sea: para dar “alimento” a vehículos.
Sintierras: Esta misma situación de estancias cada vez más grandes, deja siempre más campesinos sin tierra. Así, un latifundio, donde un terrateniente (dicen que tiene 7 otras estancias) planta cantidad de caña, fue declarado en 1999 libre para la reforma agraria. Fuimos a visitar la comunidad de campesinos en medio de ese cañaveral: después de kilómetros de caña – de repente hermosas plantas de maíz, mandioca etc.
En la primera casita, muy humilde, un soltero de edad nos confirmó emocionado, lo que ya habíamos escuchado. Un poco más allá, la carpa comunitaria. Allí vemos el coche: todos los vidrios destruidos, el radiador baleado. Y un poco más lejos, los 2 jóvenes nos muestran sus heridas y cuentan: hace algunos día, a las 9 de la mañana, llega una hermosa camioneta negra, blindada, con 3 tipos; bajan, se lanzan sobre el coche y comienzan a maltratarlo con la llave de cruceta y con revólver, después pateando con pies y puños a los jóvenes, gritándoles que la próxima vez los matarían.
Les escuchamos con calma, Mike les anima, que hayan hecho bien, irse ya al hospital y a la policía, animándoles de contactar también a las “Pastoral da terra” con sus abogados. Les confirma que están en su derecho. Rezamos con ellos. Por supuesto, en la entrevista en una radio local, como en las próximas misas – el asunto es tematizado.